Tengo una
amiga puta.
Llegué a
creer que yo también lo soy
Me dijeron siempre esa palabra
<Birrionda>
cuando de pequeña usaba las pinturas de
mamá
<Callejera>
porque me gustaba estar con amigas en la banqueta de las casas, cuando la
adolescencia.
Siempre aludieron a esa palabra,
de cara y a
mis espaldas,
todo el
tiempo la gente lo piensa,
lo susurra,
lo dice y pronuncia,
lo he escuchado
lo comenta
lo sé
"sos puta",
"qué cara de
puta",
putona,
“la negra
puta esa que volteaste a ver”
“si está el
gato ese en tu casa no voy”
Escuché
ambas palabras
Gato y puta
re puta por
mis tetas grandes,
por mis
piernas gruesas,
por mis
labios y mi boca grande,
mis ojos y
su mirada lasciva
el cabello y
la cara,
toda puta.
como si yo haya elegido
y saberme culpable de ser así.
Pero tengo
una amiga puta en serio
y siento destrozado
el corazón.
Verla
adolorida, asqueada,
Y su rostro
de nausea y horror.
Somos las
dos las putas,
ella
para comprarse
el pan y el agua
y yo
para el fastidio de la gente y la crueldad de su moral.
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Estoy cansada de ciertos hombres tristes / que me cogen como
si fuera el final de los días / de los que aferran la pija a mi entrepierna
mientras duermen / de cuando respiran con agobio entre mis tetas en las mañanas
/ los que / durante el acto / meten sus dedos entre mi boca / y nuestras
pupilas se encuentran / dilatadas por el
fuego / aquellos / que no dejan una
parte impoluta de mi cuerpo / de su tacto y de su aliento/ estoy cansada / de verlos en invierno / lamentando
las insoportables soledades / y en primavera / alardeando efímeras conquistas.
/ Pero me gusta / en cambio / despedirlos comiendo sus bocas / con desespero / extenuada / apretarles la verga con mi mano izquierda / susurrarles / bajo el
dintel de una puerta desconocida / que ya no estaré a la espera / cuando vuelvan
en julio / solitarios con el alma helada / a pedir amor.
Buenos Aires
verano 2020
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