martes, 3 de noviembre de 2020

Relatos Profanos


 

Mis sentidos siempre fueron cautivados por el olor a flores, hierbas, palos quemados, Pom y copal sagrados.  Me transformo en  humo y viajo a la génesis de mi vientre. Mi útero, de donde  nace la conciencia,  es el  lugar en el que me reencuentro con cada una de las mujeres que me complementan, Indias corrompidas que danzan en montañas y barrancos. Lavan sus negros cabellos, caudal de obsidiana que cae sobre su espalda. Bañan el relieve de sus cuerpos en cenotes y lagos a la luz del dios del sol y la diosa de la luna. Y se dejan caer en el acantilado que forman sus labios. La piel es del color de la arcilla primigenia y formadora de Kan. La sangre es roja subversiva. Esta noche de placeres irrenunciables te observa, sigilosa, esas tetas morenas , vida, dulzura y esperanza nuestra, no son bien vistas ante la cruz inquisidora, ¡salve¡ nosotras las siempre vivas hijas de Ixquic e Ixmucané, guardan el pecado esos ojos indignos, india desnuda con glifos en la piel, tu sexo amuleto de jade me llama y empiezo a excitarme otra vez. Cuando veo venirte en esos ojos rasgados de jaguar, indómita. Se cuanto te llama lo prohibido y obsceno que niegan tus dogmas, te gusta yo lo sé, a vos, amoral.


Lorena Pineda

Buenos Aires primavera 2020


edicion de fotografia Romi Luna

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